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Me encontraba apoyado en la barra, junto a mi gran amigo y también ala Mr.Bitches, observando fatigado la pista de baile. Pronto el reloj marcaría las seis, y la multitud que hasta hace escasos minutos atestaba aquella zona, haciéndola completamente inaccesible, había reducido su número considerablemente permitiendo al Artista Venusiano entrar con su paso lento y seguro.
La brisa salada del mar corría por aquella discoteca al aire libre, situada a escasos metros de un acantilado, alejando el calor estival y las humaredas, tan propias y al mismo tiempo indisociables de los locales de ocio nocturno. Aquella discoteca era perfecta para mi, salvo por el cansancio no podía estar más a gusto y, sin embargo, todavía no había realizado ni una sola apertura…
No era raro. Los que me leéis sabréis que hoy por hoy abro muy poco (curioso contraste con otros tiempos no precisamente lejanos jaja), solo la que realmente me gusta y me motiva, solo a ELLA.
Entonces la vi, allí, en aquella pista a la que antes me había sido imposible entrar entre el gentío entregado al baile. Una preciosa chica, enfundada en un ajustado y generosamente escotado vestido negro que se abrazaba a sus más que seductoras curvas, escuchaba con una bonita sonrisa conciliadora lo que le decía aquel que la había abordado. Sus cabellos estaban teñidos de ese particular tono caoba y su piel coloreada por el sol tras innumerables sesiones de playa; en los ojos de ella, pese a que escuchaba a su interlocutor con una simpatía que adivinaba fundamental, era evidente la falta de interés.
Aquella hermosura quería que la conversación terminara, el chico no le interesaba pero, a su vez, detestaría hacerle sentir mal… Aquello actúo como un auténtico imán sobre mí. Tenía que conocer a esa chica, debía ser una auténtica dulzura.
Le dije a Mr.Bitches que, pasados algunos minutos desde que la chica se librara de su actual pretendiente, la abordaría. Así fue; la conversación no tardó en terminar y esperé con la intención de que descansara y no me relacionara a mí con la infinidad de hombres que a estas alturas de la noche ya la habrían “entrado”. No me malinterpretéis, seguramente muchos de ellos merecieran más que yo los besos de esa chica, no tengo motivos para pensar que no son personas maravillosas, sin una colección de REMs (relaciones estables múltiples) a sus espaldas, pero carecen de las habilidades necesarias para seducir mientras que yo, yo soy un Seductor… Estas vacaciones, alejado de mis alas, compañeros habituales de sargeo (Rápsoda, Mr.Bitches y El Chabón únicamente habían venido a pasar el fin de semana en mi casita de la playa), volví a compartir la noche con amigos que me mostraron su conflictivo y doloroso punto de vista sobre las mujeres y cómo seducirlas, especialmente de noche, revelándome un Juego Interno muy débil fuente de todas sus ilusorias limitaciones, y también de su frustrante dolor. Como ellos, hay muchos, muchísimos, que seguramente serán estupendos pero, ¡amigo! Esto hay que entrenarlo… Divago. Dejémoslo como introducción para otro artículo.
Me acerqué al triset de aquella preciosa muchacha y dirigí mi atención directamente hacia ella aprovechando que sus dos amigas parecían mantener un diálogo en el que no participaba.
- “Hola, ¿como estás?"
- “Bien” dijo nerviosa y ligeramente azorada
- “¿Sabes? Me pareces una chica muy muy atractiva…”
- “Gracias” me interrumpe
- “No me las des. Que seas guapa no tiene mérito alguno, simplemente es una realidad evidente. Sin embargo, no estoy aquí por eso, la discoteca está repleta de chicas guapas; si he venido a hablar contigo es porque he visto como charlabas antes con aquel tío. No te interesaba y la conversación empezaba a incomodarte, sin embargo, le dedicabas tu sonrisa más dulce y prestabas toda tu atención. Podías haberte mostrado fría y distante o haber vuelto con tus amigas, pero no, preferiste derrochar simpatía y preservar el ego ajeno con una cara entrañable. Por eso, creo que no debo perder la oportunidad de mantener una conversación contigo, que además eres guapísima. Ahora, dímelo tú, ¿merece la pena conocerte?” esto, amigos míos, lo llamo Cualificador Señuelo
- “Si” dijo mientras un tímida pero encantadora sonrisita afloraba a sus labios. Tenía la cabeza ligeramente inclinada y me miraba desde abajo mientras pasaba mi aro; esa expresión me volvía loco.
Se trataba de una chica francamente tímida. Aunque me prestaba toda su atención y comenzaba a responder muy bien mis kinotests, su inversión era escasa debido a ese entrañable miedito. Metódicamente, fui siguiendo los pasos de mi personal protocolo de Juego, La Rueda de Henky, disfrutando enormemente de la interacción. Entonces… Sus amigas se dirigieron a ella para decirle que se iban; me habían dejado poco tiempo. Ella me anunció la decisión de sus compañeras y su inminente despedida; sin embargo, no se marchaba, seguía ahí completamente enfrentada a mí, sin dar un solo paso en pos de sus amigas, que ya se alejaban… El IDI pasivo no podía ser más evidente.
Dije que era una auténtica pena, argumentando que estaba disfrutando mucho de la conversación y blandiendo un par de cualificadores bien escogidos, pero que si tenía que marcharse, pues adiós. Ella se apresuró entonces a explicarme que aquellas no eran las amigas con las que había venido, más bien unas conocidas, y tenía miedo de que se marcharan sin ella y la dejaran sola. Su sinceridad era evidente, estaba nerviosa y miraba hacia la salida con inquietud, sin embargo, no se iba… Se acercó ofreciéndome la cara a fin de intercambiar dos besos. Con sorna, rechacé ese gesto y señale mi mejilla al tiempo que la prohibía darme un vulgar “carazo”; me regaló entonces un sensual beso en la mejilla. Atrapé suavemente su barbilla con mis dedos y se lo devolví en la comisura de los labios acompañado de una caricia… No se movió… Cierre de Beso.
Otra vez, una apertura, un cierre.
Cuando ella se hubo marchado a la carrera, después de haber estado un rato besándonos e intercambiar nuestros teléfonos, no pude evitar regodearme en un repentino y abrumador gozo.
Aunque la chica era preciosa y verdaderamente me había encantado su personalidad dulce y timidez adorable, aquella dicha no tenía que ver con ella. Observando de cerca mis sentimientos, en realidad se debían a haber comprobado después de algunas semanas que mi Juego continuaba siendo francamente eficaz, que La Rueda de Henky funcionaba a las mil maravillas, que mis habilidades no se habían deteriorado un ápice ¿Había también un resquicio de alivio en ese sentir? Aquello me llevó enseguida a una importante reflexión…
A ti que me lees lamento haberte engañado, pero esto no es un Reporte de Campo, las cosas no son siempre lo que parecen ¿Esperabas abridores, rutinas y herramientas de seducción? Sin embargo, voy a hablar de algo mucho más importante que todo ese material enlatado que buscáis, voy a hablaros de Juego Interno.
Regresando al tema que nos ocupa, aquel subidón era peligroso. Tal es la naturaleza pendular de las emociones que, al igual que todas las cosas, siempre acaban convirtiéndose en su opuesto cuando las alimentamos con tiempo mental. En aquel momento me estaba alegrando de “ser” un Seductor, con el suficiente tino como para darme cuenta del fenómeno y alumbrarlo con mi consciencia, pues era promesa de un bajón futuro, más o menos lejano, pero seguro.
¡Cómo cambian las cosas! Hace poco más de un año yo ansiaba “ser” un Seductor, un Artista Venusiano. Quería disponer del poder y las habilidades necesarias para llegar a un lugar y dirigirme a aquella chica que me deslumbrara con la razonable seguridad de que iba a caer en mis brazos. Quería ese estilo de vida, ese estado de paz interna, esa libertad…
Tal y como yo lo veo, el proceso para llegar a ser un seductor podría sintetizarse en eliminar los bloqueos que impiden a nuestro carisma y personalidad magnética fluir libremente (muchos de ellos agrupados bajo la bandera de la inseguridad) y adquirir las habilidades necesarias para proyectar una realidad interna rica de base. Un Marco fuerte y auténtico solo puede extrapolarse de un Juego Interno francamente bueno y, a su vez, para lograr la asertividad propia del mismo es necesario librarse, en la medida de lo posible, de cuantos más condicionantes mentales asociados al tiempo podamos. Y aquí viene la curiosa verdad que se me presentó aquella noche a modo de revelación: Llevo puesta la etiqueta de “Seductor”, un papel necesariamente asociado al tiempo que, sin darte cuenta, no hace sino condicionarte a mantener vivo en el tiempo el placebo para una felicidad transitoria. En realidad, es una poderosa forma de ego. Ponte una etiqueta y serás su esclavo.
Una medida muy higiénica que tratamos de asimilar desde el principio, fundamental para ese Juego Interno sano, consiste en ser conscientes de que no debemos demostrar nada a nadie. Pero, ¿acaso no nos estamos demostrando, como yo en el caso de este Reporte de Campo, algo a nosotros mismos?Aún sin ser del todo conscientes, podemos vivir ansiosos por reafirmarnos como “Seductor” para ajustarnos a dicha etiqueta, una etiqueta que solo puede existir definida por nuestros logros pasados y sujeta a expectativas futuras. Cuanto más disfrutemos por el mero hecho de “ser un Seductor”, y cuanto más tiempo sembremos sobre esa idea, más extrañamente incómodos o decepcionados nos sentiremos cuando los días pasen sin que nos ajustemos a estas curiosas “proezas” que compartimos en los foros a modo de Reportes de Campo.La etiqueta de Seductor es algo muy perseguido en la Comunidad. Lo veo cada vez que alguien cierra su post con un “pronto seré un Seductor” a modo de firma, y también en los innumerables hilos que tienen por título frases del tipo “la respuesta del Seductor”, “el coche del Seductor”, “la copa del Seductor” o “los calzoncillos del Seductor”.
La conclusión a la que llego es aprender a disfrutar del momento creado gracias a nuestros recursos, evitando otorgarle una identidad que deba sobrevivir en el tiempo. Si lo hacemos y delegamos en nuestra historia personal un sentido analógico, como lo es “ser un Seductor”, el vacío que se producirá cuando no estés “siendo un Seductor” provocará dolor y erróneamente guiará tus esfuerzos a lograr otro “éxito” en el que regodearte temporalmente, solo para volver a caer en el dolor.
Los peligros de forjar el decaimiento pueden evitarse entendiendo estas etiquetas, inocuas como simples palabras hasta que les damos un sentido a la altura del que tengamos que estar, de una forma desapasionada evitando enarbolarla como bandera. A nivel subliminal, eso no puede acarrearte nada positivo, solo el esfuerzo emocional de mantener un nuevo papel para tu ego y más condicionantes innecesarios.
No. Yo no soy un Seductor, solo soy un tipo que ama a las mujeres…
Más tarde, ya en la comodidad de los sillones que adornan el salón de mi casita costera, estas reflexiones maduraban en mi cabeza mientras charlaba alegremente con mi amigo y ala Mr.Bitches, ambos acompañados por el despuntar de los primeros rayos del Sol, los cuales contribuían a hacer de aquel sencillo desayuno un momento francamente agradable.Mr.Bitches se interesa con frecuencia por La Rueda de Henky, y a él le he revelado muchos de mis secretos y técnicas. En aquel momento, a tenor de lo que discurría por mi cabeza, discutíamos sobre si las habilidades que aquí adquirimos pueden verse deterioradas, reducidas o incluso desaparecidas con el tiempo y la inactividad en cuanto a seducción se refiere ¿Qué pensáis vosotros? ¿Se puede perder lo que has aprendido o es como montar en bici y “nunca se olvida”?
De nuevo, la ponzoña del tiempo…
Este artículo fue publicado por vez primera en los foros el 04 de Septiembre de 2008 por Henky
8 comentarios:
No pude evitar que apareciese una leve sonrisa en mi rostro al comenzar a leer tu texto, al igual que no puedo hacer que ahora se extinga... Profundas reflexiones, y gratos recuerdos copan ahora mi mente. Gracias por haber compartido ambos conmigo.
Me enorgullece estrenar los comentarios de tu blog, amigo.
Un abrazo,
Mr. B.
Pienso que si podría ser posible.
Yo no es que fuese bueno abordando ni seduciendo, pero caía bien a todo el mundo. Antes, cuando mi trabajo era de cara al público, en las conversaciones, con chicas o no, me desenvolvía mucho mejor, metía lo que quería en ellas y era considerado como alguien muy simpático y hablador.
Sin embargo, pasados unos años, y tras aguantar varios problemas y tener que dejar mi trabajo, ahora me siento mucho más pasivo en las conversaciones, y a veces, algo más reacio a tratar con la gente.
Aunque pensándolo mejor, esto es más un aumento de apatía que otra cosa.
Un saludo.
Te felicito por la nota, muy buena. Yo soy un principiante y conozco tu blog por leer tus comentarios en el foro de seduccioncientifica.
Me gusta pensar de la forma en que hay que ser la mejor persona que puedes ser, antes de pensar en querer llegar a ser un seductor. Y gracias a eso comienzo a sentirme muy bien conmigo.
saludos desde argentina
Muchas gracias por animaros a comentar chicos.
Shaolin Mental, el mejor consejo que puedo darte es que no pretendas ser un seductor, simplemente SE, y disfruta SIENDO tu versión más potenciada y enrriquecida.
Plaga, en tu caso, quizás cueste arrancar y calentar motores. Yo a eso lo llamo Tapón Social y lidiar con él es parte importante de mi Juego. Quizás publique pronto algún artículo sobre esto.
Bitches, querido amigo, ¿qué puedo decirte a ti? Una alegría que sea el tuyo el primer comentario de esta bitácora.
Un abrazo
Este artículo tuyo puso nombre a los bajones que sufria, después de haber tenido noches pletóricas...y todo, por reafirmar una y otra vez la etiqueta de "Soy un Aven"
Actualmente, los peligrosos efectos de esta identidad estan empezando a circular por la comunidad. Los "Avens", son los únicos hombres que necesitan la validacion de una chica por la que no se sienten atraidos, necesitan validar su identidad de seductor. al final, ¿en que se diferencia esta necesidad de validación de identidad de la validacion y aprobación que necesita un "beta" para sentirse aceptado?
Lo que más me asombra (y no te quiero echar demasiadas flores)es el nivel de consciencia que tienes por haberte dado cuenta de esta compleja estrategia egótica...
Un abrazo
Lo cierto es que tienes razón, Ivo. Aquel que se vea cautivo por una identidad de Seductor o Artista Venusiano no solo precisa obtener la validación o el reconocimiento de una chica por la que no se siente atraído, sino que en muchas ocasiones también necesita la validación de la propia Comunidad como conjunto.
Pese a liberarnos en el campo de la necesidad de validación, cuando la identificación es grande esto se convierte en un auténtico subterfugio. Con la promesa de ser más libres, podemos caer en una esclavitud mucho más frustrante y perniciosa, que no nos permita saborear los jugosos manjares que hemos cosechado.
Agradezco mucho tu intervención Ivo, no todo el mundo comprende, quizás por falta de experiencia, aquello a lo que me refiero en este artículo que fue para mi un importante descubrimiento, el día en que dejé de ser un "seductor" XD.
Tus comentarios son siempre bien recibidos.
Del mismo modo, gracias por la flor.
Un abrazo
Tio, Henky, no se si seras un genio, pero tu vision y reflexión sin ninguna duda son geniales. Y no la he sabido valorar hasta la 4ª vez que he leido este pos y le he sacado la miga. Has detectado una espina muy punzante que pincha a diario a cada uno de los que inician el camino, me has hecho darme cuenta de la piedrecita en mi zapato, la he quitado y compartiré pronto como son mis nuevos andares. Un saludo, de uno del sur.
Jejeje, la verdad es que estoy MUY lejos de ser un genio, amigo Positivo, pero me alegra que el artículo te haya resultado de utilidad.
Estoy convencido de que ahora, tus andares serán más ligeros y livianos, permitiéndote disfrutar mucho más de todo esto.
El motivo por el que me percato de estas rutas egóticas es que, desde que conozco la existencia del ego como entidad discriminable, puedo examinar los procesos que sigue. Lo llamo trazabilidad y, desde aquí, os animo que llevéis a cabo una profunda observación introspectiva de todos estos asuntos. Seguro que os encontráis má de una sorpresa.
Muchas gracias por el comentario
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