Estaba sentado en un pequeño banco situado justo frente a dos conocidas dependencias de ropa femenina mientras apuraba los últimos tragos de mi lata de coca-cola zero. Ella revolvía entre los innumerables vestidos y demás atavíos expuestos con gesto parsimonioso, completamente ignorante de mi presencia; se trataba de una preciosidad de larga cabellera rubia completamente lisa y un sinfín de generosas y voluptuosas curvas simplemente irresistibles. Vestía con una vaporosa camiseta rosa que caía suavemente sobre su anatomía, adaptándose a la perfección sobre aquellas redondeces insoportables; las suturas de los vaqueros, por su parte, trataban de resistir la presión que aquellos torneados muslos ejercían sobre ellos. Era preciosa, y estaba bastante dispuesta a hacerme esperar...
No sabría decir cuánto tiempo anduvo escudriñando entre aquella colección de atuendos –intuyo que realizaría varias visitas al probador (imaginarla desvistiéndose resultaba muy alentador)– pero a mí me parecieron horas. Cuando por fin salió del local, bolsa de papel en mano, y emprendió su camino con paso apresurado (¿por qué las mujeres se desplazan tan deprisa por los centros comerciales? Si tenéis alguna teoría, por favor, contádmela ¡En ocasiones llega a resultarme francamente difícil alcanzarlas!) salí como un resorte y, cuando por fin me hube situado a su altura, la detuve sujetándola con suavidad por el codo...
- ''Perdona, ¿tienes un segundo?''
- ''Ehm... Sí... Dime...''
Al parecer, había quedado en cinco minutos con tres de sus amigas, con las que se disponía a compartir un café... Estuvimos hablando treinta –incluso a pesar de que una de sus compañeras acudió a buscarla–.
Se trataba de una chica inteligente, desenfadada y con deliciosas ideas propias; aquella personalidad contribuía terriblemente a hacerla irresistible. Nos conocimos. Nos gustamos. Intercambiamos nuestros teléfonos. Nos abrazamos dulcemente.
Cuando por fin se fue, regresó aquella sensación a la que soy adicto, la libertad que otorga el Juego. La libertad de acercarte a aquellos seres maravillosos y saborear su cariño. La libertad de decorar tu vida con el placer del estímulo. La libertad de elegir en cualquier situación.
El verano trajo para mí una pequeña revolución como practicante de esta maravillosa disciplina que nos une.
Me esforcé por adaptar mi metodología de Juego a un grupo, para aquellos casos en que ella, la chica que nos atrae irremediablemente, se encuentra trágicamente protegida por sus acompañantes ¡Como lo puede ser el fastidioso grupo de dos en que la intervención de su amiga es segura! Y, asimismo, me deleité en esa ambrosía que es el Juego Diurno.
Opino que la noche es para gente que aún no ha cambiado los esquemas del todo. Podría contar con los dedos de una mano a los seductores aficionados al Juego Diurno, sin embargo, los ambientes cotidianos ofrecen condiciones mucho más amables para la interacción: la música ensordecedora no ahoga nuestras palabras, un sinfín de cuerpos entregados al baile no dificulta nuestro acercamiento y los voraces depredadoras masculinos no han aburrido a nuestras preciosas féminas con sus ridículas y groseras pretensiones sexuales, inflando sus prejuicios. Además, ¿qué porcentaje de vuestro tiempo semanal pasáis en los locales de ocio noctívago? La única manera de que la seducción empape verdaderamente nuestras vidas es entregarse al Juego Diurno. El día te hace sentir tan libre, tan poderoso al saber que puedes empezar una historia de donde no hay absolutamente nada, del día a día más cotidiano.
Hace unos meses, completamente aburrido de estudiar encerrado en la biblioteca, dejé los libros y, carpeta en mano, salí a la calle con la intención de decorar aquel anodino día de época de exámenes con un poco de estímulo. No tardó en cruzarse en mi camino una bonita muchacha de ojos oscuros y curvas exquisitas... ¡Qué maravilloso es estar abrazado en un parque con una chica que, hora y media antes, era una completa desconocida la cual, de no ser por tu arrojo, jamás habría sabido de tu existencia! (por si lo dudáis, sí, una apertura, un cierre). El Diurno es la verdadera seducción, el Juego en todo su esplendor, sin condiciones, una barrera que muy pocos se atreven a cruzar. Desde aquí, quisiera animaros a todos a que vayáis más allá del intento.
Sin embargo, el motivo de este artículo es otro: mi despedida.
Recuerdo cuando leí El Método de Neil Strauss, hace lo que ahora se me antoja como una eternidad. En la novela, Style comentaba que mientras personajes como Mystery o Ross Jeffries eran líderes de hombres, había otros como Steve P. e Hipnótica que lo eran de mujeres, alejados de los foros multitudinarios y concentrados en las féminas a través de sus celosamente guardadas técnicas.
Temo que la Comunidad española ya no sea sinónimo de seducción –como pudimos ver que ocurrió con la americana y sus clásicas disputas internas que ahora veo aquí reflejadas– y no puedo evitar pensar que en parte esté perdiendo su elegancia. Es como si todo el mundo corriera apresurado a coger un puesto de reconocimiento o admiración, pareciendo haberse olvidado de las mujeres.
No es mi caso, no deseo vender nada ni ser señalado por la calle, mi objetivo siempre han sido las chicas, no los hombres.
Creo que el auténtico seductor es anónimo. Le interesan esos seres maravillosos a los que ama y desea ver su vida empapada por la embriagadora esencia femenina, por lo que evita verse enredado por la notoriedad del extraño renombre que parece ofrecer la Comunidad ¿Cada vez que logras conquistar a una bonita chica sientes la irrefrenable necesidad de contarlo a todo el mundo, de escribir tu ''reporte de campo'' para que tus méritos sean reconocidos? Ya he hablado en múltiples ocasiones acerca de la identidad del seductor y la autoadoración, no redundaré en ello.
Y lo cierto es que este blog no deja de ser una bandera de egocentrismo, y este artículo en que no paro de hablar sobre mí es prueba irrefutable de ello. Ha llegado el momento de dedicarme a mí mismo en exclusiva, entregarme sin recato al estímulo del que soy esclavo y desterrar la altiva vanagloria que puede invadirnos en cuanto a la relación con las mujeres.
El seductor anónimo no quiere demostrar nada, sólo desea disfrutar de las mujeres y la filosofía que ha escogido. He tenido la suerte de conocer alguno, y siempre son los mejores, poderosamente centrados.
El principal motivo de mi adiós, sin embargo, es la absoluta falta de tiempo. El espacio entre publicaciones cada vez se acrecentaría más y más hasta que, simplemente, dejaría de escribir en la red. El hecho de que publique este artículo en Enero cuando tenía previsto hacerlo a principios de Octubre evidencia esta situación. El 2010 reserva para mí dos grandes proyectos que nada tienen que ver con seducción; estoy peligrosamente poco concentrado en mis exigentes responsabilidades académicas, ¿por qué? Por ELLAS. Las adoro, soy un enamorado de las féminas y por eso estoy aquí, buscando incansable mi propia piedra angular de la seducción, esa ansiada llave dorada, mi tesoro… A mi tesoro le he puesto un nombre cariñoso, lo llamo La Rueda de Henky: El Arte de la Cualificación, y es importante para mí terminar ese ensayo, ese tratado en el que trabajo muy poquito a poco, desde hace ya casi dos años. La idea no es otra que, si mañana despertara completamente amnésico en cuanto a las Artes del Corazón se tratara, pudiera aprender y asimilar de nuevo todo lo que he cultivado hasta el momento, leyéndome a mí mismo; es como un caminito de migas de pan con tono literario. He tratado de que sea lo más completo posible a todos los niveles, desde la idea más profunda que determina nuestro pensamiento y nuestra actitud hasta la aspecto técnico y táctico más concreto sin perder del todo mi discreto estilo retórico.
Pero no quiero despedirme sin agradeceros encarecidamente vuestro paso por mi pequeño espacio, en especial a todos aquellos que en alguna ocasión se han animado a participar y comentar. Hubo una temporada en que El Juego Interior: Juego Interno & Seducción recibía bastante más de doscientas visitas diarias.
Jamás pensé que tanta gente fuera a interesarse por mis humildes artículos –no sólo procedentes de Europa y toda América, sino también de países tan lejanos y dispares como Japón o Vietnam–, algo que me halaga, intriga e ilusiona al mismo tiempo.
A todos quiero expresaros mi admiración. No nos engañemos, el Juego es muy difícil y requiere nada desdeñables dosis de esfuerzo, compromiso, entusiasmo y dedicación. Mantenerse en la cresta de la ola es digno de reverencia, evitar la anodina presión social que nos invita a dejarlo, puede que incluso a sumergirnos en la calma que ofrece la estabilidad –y también la garantía de sexo– de la relación exclusiva, y soportar los envites de los inevitables valles que suceden a las cimas. Abrazar este estilo de vida implica reconciliarse con el cambio; es tremendamente estimulante y enriquecedor, haciéndonos sentir vivos y libres, pero soy perfectamente consciente de que es un ritmo difícil de mantener y tolerar por el caos emocional que supone.
Todos vosotros que os mantenéis al pie del cañón, que os enfrentáis al ego temeroso en cada interacción, que no paráis de crecer y vivir intensamente, sabed que sois grandes y hay muy pocos ahí fuera armados con la voluntad, el carisma y la creatividad necesaria para estar donde estáis.
Por último, no quisiera despedirme sin decir algo dirigido a todos aquellos que están empezando, también dedicado a esos seductores que comienzan a ver como el proceso se anquilosa y se detiene sumiéndolos en el estancamiento:
Amigos míos, actualmente hay toneladas de información a tenor de las Artes del Corazón; estoy hablando de foros, blogs, libros electrónicos, traducciones, videos y un larguísimo etc.. Pese a que la lectura es muy inspiradora y motivante, el exceso de información externa puede llegar a paralizarte; aunque creas que lo que precisas es encontrar una nueva clave, esa idea que por fin te haga despegar definitivamente, que suponga para ti un antes y un después, puede que estés buscando en el lugar equivocado.
La seducción está en el aire. De cada experiencia, de cada situación, de cada libro que leas, de cada persona con la que hables, de cada actividad que realices puedes sacar, si sabes verla, una conclusión aplicable al Juego y a tu desarrollo social; precisamente porque somos criaturas gregarias y carismáticas por naturaleza, la seducción lo empapa todo.
Hace muy poco, un compañero manifestaba su desaliento frente al hecho de verse estancado desde hacía ya muchos meses. Me gustaría compartir la pequeña respuesta que ofrecí con todos vosotros:
Quería hacer un comentario con respecto al hecho de que te ves estancado. Es algo MUY COMÚN en la gente de la Comunidad ver como el progreso se anquilosa y se detiene, y este problema nace de la idea errónea de que practicando y practicando sin más uno acabará mejorando ¡Nada más lejos! He conocido muchos seductores y, después de todo, creo no equivocarme si señalo DOS motivos por los que la gente se estanca y deja de avanzar, con la consiguiente pérdida de entusiasmo:
1. No Juega lo suficiente. Amigo, ¿estás abordando a bastantes chicas? ¿No te estará comiendo terreno el miedo al abordaje? Cuando sentimos que nuestro Juego no es bueno, dejamos de confiar en él y, por tanto, la perspectiva de la apertura resulta cada vez más desalentadora –una espiral descendente bastante perniciosa–.
2. El problema fundamental que la mayoría no ve:
Es importantísimo analizar el propio Juego e ir introduciendo cambios y ajustes CONTINUAMENTE. Sólo así desarrollarás tu método personal, y ese, es el único que va a funcionarte ¡Eso te lo puedo garantizar! Por tanto, tienes que repasar cada actitud, cada táctica, cada técnica e incorporar material y disposiciones nuevas de manera constante. En mi época de desarrollo no había un sólo fin de semana que no saliera al campo con material fresco forjado de mi más pura experiencia empírica. Aún hoy en día, mi Juego no para de evolucionar –aunque ahora son detalles más discretos–.Repito, lo único que va a funcionarte es tu propio método, y ese tienes que construirlo tú a través del camino ¡Deja de darte de cabezazos una y otra vez con lo mismo si ves que no avanzas! No estoy hablando de un cambio radical –aunque quizás no vendría mal, desconozco en qué consiste tu estrategia– pero tras un sinfín de pequeñas reconfiguraciones, adiciones y descartes la acción puede verse completamente transformada. Ten en cuenta que el único verdadero conocimiento es el autoconocimiento. De cada interacción fallida, sea en el punto que sea, tienes que sacar una conclusión ¡NO OLVIDES ESTO NUNCA! Dedica tiempo a reflexionar y modelar cada parámetro del Juego, desde una frase hasta un profundo pensamiento.
Me vienen a la cabeza multitud de ejemplos de iniciados empecinados en probar una y otra vez con el mismo planteamiento erróneo, no hace falta decir qué clase de resultados obtienen. Me entristece porque son gente comprometida que sale a hacer sus deberes y enfrentarse a sus miedos y limitaciones, pero si no ponen un poco de creatividad e ingenio de su parte su Juego jamás evolucionará. No basta con tener el culo puesto en el campo, ni siquiera basta con abrir, hay que esculpirse a uno mismo.
Me despido no sin antes pediros perdón por el ejercicio de egolatría que se me antoja este artículo y volver a daros las gracias a todos por vuestras visitas, participaciones y correos –aunque no siempre me haya sido posible responderlos todos–.
En cualquier caso, soy plenamente consciente de que mi partida es prematura. Tengo intención de regresar a la red, puesto que aún guardo en el tintero muchos artículos e ideas, y porque me he sentido muy a gusto en vuestra compañía. Mientras tanto, me toca ser un seductor anónimo.
Os dejo con estos dos últimos consejos, o más bien propuestas, que estoy convencido catapultarán muy alto a quien decida seguirlas: comprometeros con la práctica del Juego Diurno y reconfigurad continuamente vuestro Juego cincelando un método personal; cada abordaje debe augurar para vosotros, bien una noche de pasión entre sábanas, bien una lección para realizar un ajuste en vuestra táctica ¿De qué manera o a través de qué derroteros habrías alcanzado un mejor y más dulce desenlace? Remodela, esculpe, sustituye, elimina si es necesario... Hazlo continuamente ¡Y no esperes al fin de semana por la noche para poner a prueba tus nuevas conclusiones!
Esto no es un adiós, es un HASTA PRONTO. Mientras tanto, disfrutad en buena y abundante compañía –ya sabéis a lo que me refiero–.
¡Nos vemos a la vuelta!
Vuestro amigo Henky
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